Aviso Y no hay tu tía!

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lunes, 15 de marzo de 2010

Instinto de preservación de la especie 2


Y no hay tu tía! continúa reflexionando sobre la reproducción del ser humano y llega a la conclusión de que ser padre o madre de uno o más niños pequeños (si, si, de esos que no resuelven absolutamente nada de forma independiente de uno), se emparenta más de lo que hubiera podido preverse, con ser un hijo adolescente. Si el lector hace uso de su memoria, recordará esa maravillosa sensación de libertad que sentía cuando siendo un púber, sus progenitores dejaban la casa por una noche o en el mejor de los casos, algunos días, esa eufórica alegría que lo hacía sentir a uno con deseos de correr por la casa, dejando todas las luces prendidas y la música a altos decibeles. Esa efímera, pero igualmente placentera sensación de que todo era posible... bueno, una sensación muy similar es la que sienten los padres de niños pequeños, cuando éstos se ausentan de casa por una noche, o por unas valiosísimas horas.

7 comentarios:

Javier Trettel dijo...

Ja....me encantó tu apología a "que los nenes/as tengan algo para hacer fuera de casa".

María Eugenia Rossi Gallo dijo...

por supuesto que los niños "deben" tener cosas que hacer fuera de su casa y sin sus padres, es una de mis máximas, si no es muy intoxicante y las patologías comienzan a minar los vínculos, aunque no suene muy romántico decirlo y a muchos padres, ésta les parezca una postura bestial, je!

Anónimo dijo...
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Javier Trettel dijo...

No es bestia, es sana.El que diga aquello, es un/a bestia.

flor dijo...

ojalá algún día tenga hijos.

María Eugenia Rossi Gallo dijo...

ojalá Flor, si así lo deseás, pero lejos de los mandatos y las presiones sociales...
gracias por pasar!

mujerdeole dijo...

Absolutamente!! Y nada de bestial!
besos amiga