Egolocos: ya nos hemos detenido en su
observación, pero al volver a tropezarnos con un ejemplar de esta especie, ellos son siempre tropezón que es caída; no deja de azorarnos la impunidad, el desparpajo para exhibir vacuidad, bah, el hilachón que si tirás te deja el pullover de corpiño, la lluvia-fin de transmisión detrás de la mirada que no mira, cegada de tanto escudriñar pelusa en el fondo del ombligo, el propio claro, acaso existe otro? En fin, ¡qué encima se pretenden justos, ecuánimes, vara que da medida de precisión, objetividad inapelable para toda disquisición! ¿Y cómo que no? Tamaño YO no erra en el tamizado de los hechos, jamás!
Mejor emprender la retirada, tortuga que se mete en su caparazón e hiberna hasta estaciones más cálidas y fértiles para la comunicación con semejantes, más semejantes...
3 comentarios:
SOMOS UNA MERDAA!!
jodido bicho humano!
jaa... tortuguita si! siempre me gusto ese animal! hay otros que no me gustan tanto..
J.V
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