“A los treinta te das cuenta…” desafinaba un pibe desde el escenario y no me acuerdo más, o sea que me perdí de saber qué cosa era de la que había que darse cuenta para el trigésimo aniversario del propio natalicio, ahá y bue… tan importante no sería, o tal vez si, nunca lo sabré.
Sucede que en ese momento yo debía tener 23 años, o algo así y esa sensación… ¿Viste que cuando tenés 15 años te parece que los que tienen 30 son gente grande? Y eso es algo que siempre le sucede a otro, obvio!
Bueno, resultó ser que en algún momento te toca y no hay tu tía! ¡Y yo que no presté atención a cómo seguía el tema…!
“Vos porque no pasaste todavía la barrera de los treinta”, me dijo un día una amiga. ¿Qué barrera? ¿Había que pasar alguna barrera? ¡¡Ayy, no la ví!!
“Bueno, lo que pasa es que si los 30 te agarran ya siendo madre es diferente…”, me dijo otra que obvio, para esa edad todavía no tenía hijos. Y si, diferente, diferente de lo que le pasó a ella, si. Puede que tenga razón con respecto al temita de la presión del bendito “reloj biológico”, porque varias que tienen treinti y no tienen pibes, ojo, dije varias, no todas, siempre hay algunas más vivas, andan por ahí como locas, como si el juicio final fuera mañana!
“Después cumplís 31 y te das cuenta que no pasa nada…” Bueno, si, al menos pasa que estás vivo porque si no, dudo que cumplieras nada.
“Adulto joven, a los 30 se es un adulto joven” sentenció categórica mi terapeuta… tic-tac, tic-tac… lo que sigue es un prolongado silencio, muy psicoanalítico, del que ella habrá sacado algunas conclusiones, yo ninguna.
“A los 30 se te cae el culo”, bueno… o Flavia Palmiero tiene 25 años o al menos ésta no es necesariamente cierta.
“Después de los treinta años cada uno tiene la cara que se merece.”, rezaba un libro que “casualmente” estuve releyendo estos días… ¿Cómo?, ¿no era después de los 50? Claro, no, debe ser después de los treinta no más, porque con tanto avance de la medicina estética, hoy, después de los 50 cada cual tiene la cara que se puede pagar.
“De los veinte a los treinta es la época de hacer las valijas, a los treinta recién empieza el viaje”, al menos una frase alentadora me vino a la memoria! Pertenece a mi maestro de teatro, el gran Agustín Alezzo y a mis días de estudiante.
Lo sorprendente es la cantidad de alegatos acumulados, con respecto a cumplir esta edad. Con ningún otro cumpleaños me pasó.
Habré escuchado alguna boludez de tarjeta de cartón con flores rosa, a cerca del “maravilloso despertar de los 15 años” o alguna que otra mención al tango al cumplir los 20 y “que 20 años no es nada…”, pero fin de la retórica con respecto a las edades que hasta ahora me tocaron cumplir.
Sin embargo pareciera que tener 30 no es joda che. En fin, cumpleaños feliz!